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LOS EXPLOTADORES SEXUALES NO LES IMPORTA LA EDAD.

PROSTITUCION EN MUJERES DE LA TERCERA EDAD



Pero para Carmen Muñoz, una "sexo servidora", los años no pasan en balde en su esquina. Los proxenetas suelen ser mafiosos que cobran comisión a cambio de seguridad, pero lo que no ofrecen son seguros de vejez. Muchas prostitutas de avanzada edad son pobres de solemnidad, y si no consiguen un cliente en un día en concreto, dormirán en la acera.
A sus 51 años, Carmen es una ramera que ha sufrido la dureza de perder poco a poco la juventud sin ver mejora alguna. Además de prácticamente no tener donde caerse muerta, lleva a 11 hijos a cuestas, y su familia no quiere saber nada de ella."Cuando ellos supieron que yo andaba en esto, me cerraron las puertas", cuenta.Debido a la imponente ley de mercado, a medida que aumentan las arrugas bajan las tarifas. Muchas se venden por un plato de comida o de una cama donde pasar la noche. Es decir, por menos de dos dólares.Sus clientes son muy variados. "De todo recogemos, aquí de todo; a viejos, jóvenes y de todo", explica Guillermina, probablemente la decana de La Merced. Tiene 70 años, y su ropa de trabajo es un sencillo delantal, como cualquier abuela de su edad."No, pues ya que voy a enseñar; ya no tengo más que el pellejo pegado con los huesos", asegura Guillermina, que se opone a recibir una pensión por haber trabajado como prostituta, pues "la prostitución no debe ser incrementada por nadie", opina, añadiendo que calcula que medio millón de mujeres se dedican a la profesión en Ciudad de México.Aun así, Guillermina tiene muy claro que lo suyo es un servicio a la sociedad. Aunque dice que los hombres de su edad apenas la miran, los clientes más jóvenes sí la solicitan."Si no existiéramos nosotros muchas violaciones hubieran habido. Para eso estamos, ¿no? Para servir a las personas".

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